Lechazo asado: historia, tradición y el sabor más auténtico de Castilla
Hay platos que se saborean y otros que se recuerdan. El lechazo asado pertenece a ambos.

Hay platos que se saborean y otros que se recuerdan. El lechazo asado pertenece a ambos. Es el alma de la cocina castellana, una receta que ha viajado desde la época romana hasta la Edad Media, cuando con la aparición de las mestas extendió el consumo, y sigue emocionando a quien la prueba por primera vez. En Palencia, tierra de pastores, horno de barro y recetas sin artificios, este manjar alcanza su máxima expresión.

Un origen con siglos de historia

Su historia se remonta al siglo XIII, cuando los pastores de la meseta castellana comenzaron a asar corderos lechales de raza churra. Eran animales alimentados exclusivamente con leche materna, sacrificados con apenas un mes de vida, lo que da lugar a una carne tierna, jugosa y de sabor delicado. Así nació el lechazo, hoy protegido por la IGP Lechazo de Castilla y León, y convertido en símbolo de hospitalidad y celebración en toda la región.

Y si hay una manera de honrar esa tradición, es preparándolo como se ha hecho siempre: con agua, sal y fuego. Nada más. Nada menos.

El secreto está en el horno… y en la paciencia

El ritual comienza con un horno de leña tradicional y una cazuela de barro. El lechazo se coloca con la piel hacia abajo, se baña en agua y se sala. Se asa lentamente durante dos horas, se da la vuelta y se termina con un golpe de calor que convierte la piel en una corteza dorada y crujiente.

No hay salsas ni acompañamientos innecesarios: el sabor lo pone la carne y el aroma, el fuego. Lo único que necesita es un buen vino de Ribera del Duero o Cigales y, si acaso, un trozo de pan para no dejar nada en el plato.

Mucho más que un plato, una experiencia

En el restaurante del Hotel Castilla Vieja, sabemos que preparar lechazo es un arte que requiere respeto, producto de calidad y el tiempo justo de horno. Por eso, cada ración que servimos conserva el espíritu de los antiguos asadores castellanos: crujiente por fuera, melosa por dentro, intensa pero suave.

Degustarlo en nuestro comedor, con un Ribera en copa y el aroma de leña aún en el ambiente, es una experiencia para todos los sentidos. Y si nunca lo has probado en su tierra, esta es tu señal.

Reserva tu mesa y saborea Castilla como nunca antes

El lechazo asado no es una moda, es una herencia viva. Y en Palencia, cuna de sabor y tradición, sigue ocupando su trono con orgullo. Ven a descubrir por qué este plato ha conquistado paladares durante siglos.

En el

Hotel Castilla Vieja

te esperamos con horno encendido, mantel blanco y mucho que compartir.

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